La República Romana en sus Inicios
Con la destitución del último monarca, Tarquinio el Soberbio, Roma transicionó de un estado autocrático a uno republicano; transición que fue protagonizada por el republicano Lucio Junio Bruto. El cambio estuvo envuelto en una gran confusión e incertidumbre.
La República Romana pasó los siguientes 70 años ratificando su identidad; ya que el senado no terminó de establecer la fórmula constitucional que sustituiría a la monarquía. Como consecuencia: el sendero que tomaría Roma no terminaba de esclarecerse.

Mientras el senado siguió desempeñando funciones legislativas, en el órgano ejecutivo se estableció la figura de los cónsules. Los cónsules eran los magistrados de mayor rango en la época republicana; y para evitar el desequilibrio de poder, se elegían a dos cónsules, para que se regulasen entre sí. Aunque en casos de crisis, se le podía conceder poderes especiales a uno de ellos y asumía el título de ”dictator”.
En un inicio tanto patricios como plebeyos podían ocupar cargos en las supremas magistraturas. Pero a partir del año 485 a.C., año donde se produjo la intransigencia del patriciado, se le impidió a la clase plebeya acceder a cargos públicos. De esta forma la política terminó siendo condicionada por la pertenencia social, llevando a los patricios a monopolizar la política en todos sus aspectos. La base legal republicana se basó en la Ley de las XII Tablas, la cual evolucionó en el Derecho Romano.
Estructura Política
Las siglas SPQR (Senatus Populusque Romanus en latín, traducido en el Senado y el Pueblo Romano) se convirtieron en el emblema de Roma durante su época republicana.
La estructura sociopolítica del régimen republicano tenía como objetivo que el poder no se centralice en un individuo, para así evitar totalitarismos o autocracias. Esto se logró al separar las funciones ejecutivas y legislativas; y volver a todos los cargos temporales y electivos. A estos cargos solo podían acceder los patricios, derivando en una lucha de clases con los plebeyos por los siguientes siglos.

Una institución el cual tomó una gran preponderancia en los días republicanos fue el Senado, el cual estaba conformado por 300 senadores. Los senadores tenían la labor de aconsejar a los magistrados del sector ejecutivo, y a su vez la política interna y externa estaba en sus manos.
Las asambleas populares venían a ser el principal órgano legislativo; originalmente estaba compuesta por los patricios adinerados, aunque tras los conflictos entre plebeyos y aristócratas, se crearon más asambleas, para así fomentar el pluralismo político. Llegaron a existir tres asambleas: la Curial, la Centurial y la Tribal; la primera estaba conformada por patricios, la segunda por militares, y la última por la plebe.

La Guerra Contra Veyes
La primera gran expansión de Roma, y el primer conflicto de mayor escala en que se vieron inmersos, fue tras la Guerra Contra Veyes, ciudad estado etrusca.
Históricamente, romanos y etruscos habían disputado el control de las rutas comerciales entre Etruria y la Campania. Su rivalidad los llevó a una serie de encarnizadas guerras, las cuales transcurrieron a lo largo del Siglo V a.C. En el año 400 a.C., Roma obtuvo una victoria decisiva tras vencer a los etruscos durante el asedio de Veyes, ya que Veyes era la ciudad estado etrusca de mayor relevancia.

Aunque los romanos habían vencido a los etruscos en Veyes, su sentimiento de triunfo duró poco. Ya que en el año 390 a.C., tribus galas habían llegado al Lacio y saquearon Roma. Los romanos lograron expulsar a los invasores, pero a un costo elevado. Aún así, Roma, comenzó a acercarse diplomáticamente a los pueblos itálicos del este, ampliando su influencia en la región.
Las Guerras Samnitas
Al centro y sur de la Península Itálica, se encontraban las tribus Samnitas. Roma, quien llevaba el status de potencia regional, comenzó a disputar el control de la Campania con los samnitas ya mencionados. La situación escaló cuando los samnitas invadieron el territorio disputado en el año 343 a.C. El conflicto fue de corta duración y se decretó un cese a las hostilidades entre romanos y samnitas dos años después.
La paz duró poco, ya que los Samnitas le volvieron a declarar la guerra a los romanos, tras que estos invadieran Nápoles en el año 326 a.C., colonia griega que estaba protegida por los Samnitas. Esta Segunda Guerra Samnita duró cerca de veinte años, pero gracias a la construcción de la Vía Apia, y a su gran ventaja logística, los romanos lograron capturar la ciudad samnita de Bojano en el 304 a.C., venciendo a sus rivales.

Roma en Anaranjado
Samnitas en Amarillo
Para el año 290 a.C., Roma había logrado consolidar una hegemonía sin igual entre los pueblos itálicos. Y dado a que varios pueblos se encontraban en una precaria situación económica y con el miedo de ser invadidos por los galos del norte; se formó una coalición de pueblos itálicos contra la pujante República Romana. En esta coalición se aliaron Samnitas, Etruscos y Umbros.
Aún contra todo pronóstico, los romanos vencieron a todos sus enemigos durante la década del 290 a.C. al 280 a.C. Lo que significó que Etruria, Samnio y Umbría serían borradas del mapa, y anexadas a Roma. Solo quedaba un enemigo en la región: la Magna Grecia.
Las Guerras Pírricas y la Conquista de la Magna Grecia
Mientras la República Romana dominaba gran parte del centro italiano, las costas sureñas estaban dominadas por diversas colonias griegas que llevaban instaladas ahí desde el Siglo VII a.C. Estas ciudades griegas del sur de Italia, conformaban lo que es la Magna Grecia.
Para el año 282 a.C., ya se había creado una abrumadora tensión. La gota que colmó el vaso fue que los colonos griegos de Tarento destruyeron unas embarcaciones romanas que navegaban a través del Golfo de Tarento. El ataque de los tarentinos provocó a Roma, quien le declaró la guerra a Tarento. Estos últimos fueron asistidos por el Reino Helénico de Epiro, liderados por su rey Pirro (de ahí el nombre de Guerras Pírricas).

Pirro movió a su ejército rápidamente hacia Italia para fortificar Tarento, y luego ir al encuentro de los romanos en Heraclea. El ejército epirota en Heraclea contaba con elefantes, enormes bestias desconocidas para el ojo romano, quienes huyeron despavoridamente en desbandada hacia su territorio.
Aún habiendo salido vencedor, el ejército epirota sufrió gravísimas bajas, a tal punto que su ”victoria” se asemejaba más a una derrota. Tras este acontecimiento nace lo que conocemos como una ”Victoria Pírrica”, la cual es aquella con muchas pérdidas en el bando aparentemente o tácticamente vencedor, de modo que incluso tal victoria puede terminar siendo perjudicial para dicho bando.
Tras su victoria pírrica, Pirro intento negociar un reparto de la península itálica con el Senado Romano. Pero estos últimos se negaron y la guerra se reemprendió. En el año 278 a.C., romanos y epirotas se enfrentaron una vez más en Benevento. En este nuevo enfrentamiento, fueron los romanos quienes salieron victoriosos, ya que lograron contrarrestar la amenaza de los elefantes epirotas al espantarlos prendiéndole fuego a cerdos y liberarlos a través del campo de batalla.
Pirro, quien había perdido el apoyo de sus aliados de la Magna Grecia, reemprendió el regreso a Epiro. La derrota epirota significó la anexión romana de todo el sur de Italia, y con ello el dominio de Roma sobre la península se había concretado.
Referencias Bibliográficas
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