Con la aparición del primer organismo del Género Homo en África, en el 2 500 000 a.C. se da inicio al periodo más extenso en la vida del ser humano: el Paleolítico (del griego piedra vieja). Dicha era está caracterizada por el proceso evolutivo del Género Homo y el poblamiento del Homo Sapiens en todo el mundo.
Este periodo es comúnmente dividido en tres etapas: el Paleolítico Inferior, el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior. Dichos periodos son divididos en relación con las condiciones meteorólogas o ambientales, a medida que la Era Pleistocena iba progresando, coloquialmente referida como la Edad de las Glaciaciones.

El Paleolítico fue definido circunstancialmente por las glaciaciones, ya que el clima de Europa, América del Norte y Asia Central, de aquel entonces, se asemejaba más al clima actual en Siberia, Alaska o la Antártida. Volviendo inhóspito varias regiones del planeta, incluyendo varios cuerpos de agua, los cuales permanecieron congelados por milenios. Los motivos meteorológicos y geológicos de dichas glaciaciones son muy variadas: los ciclos polares, cambios de la órbita planetaria, variaciones en la inclinación del eje de rotación terrestre, entre otros.
Asimismo fue gracias a las glaciaciones que el ser humano llegó en oleadas migratorias sucesivas al continente americano. Existen varias hipótesis y teorías al respecto, por ejemplo algunas señalan que el hombre llegó a América cruzando el Océano Pacífico en balsas rudimentarias; algunas son más deliberadas ya que aseguran que el hombre cruzó de Australia a Antártida, y de Antártida a América del Sur. Pero la que ha probado una mayor verosimilitud ha sido la Teoría del Poblamiento por Beringia, el cual sostiene que el hombre cruzó a América a través del Estrecho de Bering durante la Última Glaciación de Wisconsin, alrededor del año 38 000 a.C. Esto se logró ya que el cruce entre Kamchatka y Alaska estaba congelado. Igualmente existe la probabilidad de que no haya teoría definitiva, dado a que el poblamiento de América fue uno de los procesos más largos en la historia de la humanidad, y cabe la posibilidad de que las múltiples teorías sean veraces.
El hombre del Paleolítico, era sobre todo, un hombre nómada. Lo cual significa que nunca llegó a asentarse en un lugar de forma definitiva, conllevando una vida de migración contínua, periódica y sinfín. Los seres humanos se asentaban en cuevas, aprovechaban todos los recursos a su alrededor (siendo principalmente cazadores-recolectores), utilizando lo que tenían a su disposición y luego se retiraban.

Esta etapa, como es definida etimológicamente, se centró en la utilización de la talla de piedra. Pero además de la industria lítica, los hombres primitivos también utilizaron otras materias para fabricar sus utensilios y artefactos. Tales como el hueso, el asta de los animales, la madera, fibras vegetales y el cuero. A medida que avanzaban los milenios, las herramientas también fueron evolucionando. Al inicio los artefactos de piedra eran toscamente ensamblados, eran pesados, gruesos, y poco versátiles. Pero luego eran más eficientes, ligeras y pequeñas, de esta forma nacieron herramientas actuales, tales como el anzuelo y el arpón; facilitando actividades cotidianas, tales como la caza y el carroñeo.
Cabe destacar que una palanca de progreso, tanto en el Paleolítico como en la existencia de la humanidad, fue la domesticación del fuego. La consolidación del fuego en la vida del ser humano representó un punto de inflexión en nuestra evolución cultural. Ya que permitió una proliferación más saludable, indirectamente debido a una mejor absorción de proteínas e hidratos de carbono que proporcionaba la coción. Asimismo el fuego sirvió como un arma contra depredadores, tales como el tigre dientes de sable y el mamut lanudo; además la caza no era limitada a horas diurnas, pero a horas nocturnas, más taciturnas.

El Paleolítico, sin lugar a dudas, es el periodo más extenso y prolongado de la historia de la humanidad. Representando el 99.6% de la misma. Siendo el modus operandi del hombre primitivo, la caza, el carroñeo, la recolección, la migración y la domesticación del fuego.